El cielo y el infierno

Edu/Berni  12
Marc/Ignasi  10
Hacía mucho tiempo que el Vallparc no vivía un partido como el de ayer, y habría que rastrear a fondo la hemeroteca para encontrar un equipo que abandonase la pista tan exultante y otro tan abatido. El duelo fue enorme, grandísimo, y un empate hubiera sido lo más justo. Sucede que, como en el lejano Oeste, solo uno podía salir con vida. Así que el desenlace fue glorioso para Eduardberg y Berni Robredo y cruel, muy cruel, con Marc Connors e Ignasi Santana, a quiénes les habrá costado conciliar el sueño. Los diversos match ball que desaprovecharon les habrán provocado más de una pesadilla. Especialmente el primero de ellos, con 9-5 en el luminoso, cuando Eduardberg y Robredo estaban totalmente contra las cuerdas y sin entender nada, tras una igualdad inquebrantable hasta el 5-5.

Pero Connors y Santana fallaron y dieron vida a un rival moribundo, que supo sufrir y encadenó cuatro juegos consecutivos. Con 9-9 y casi todos los juegos llegando al “deuce”, el partido empezó de nuevo y entró en otra dimensión, con los dos equipos librando una batalla descomunal, a pecho descubierto, ambos al ataque, abjurando de Amarrategui. Lo volvieron a tener Connors y Santana, con 10-9 y un par más de match balls, pero la resistencia de Eduardberg y Robredo fue numantina. Y su zarpazo final, definitivo. Tras adelantarse 11-10, al segundo match ball no fallaron. El Tigre de l’Hospi, que se había presentado a la cita con su nuevo look, homenaje a Raúl González Blanco, quedó muy tocado, y sus declaraciones en la zona mixta delataban su estado de ánimo: “Lo que ha pasado ha sido de una crueldad intolerable. Me tienen envidia porque soy guapo, rico y de l’Hospi”. Su colega Santana, el de la raqueta de madera, se quedó con la miel en los labios por tercera semana consecutiva a pesar de una actuación portentosa, pero el tercer tiempo no le fue mal del todo. El bueno de Francesc necesita toallas y Textil Espinal, siempre con la caña a punto, ya ha tomado nota.

Bernat Segurola

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