Paralympics Games

Eduardberg & Nadalfred  10
Danilovic & Marc Chang  8

¿Conocen ustedes a Antonio Rebollo, el arquero paraolímpico que se llevó la ovación de su vida en la inauguración de las olimpiadas Barcelona’92? Pues esta misma reacción tuvo ayer el público del Vall-Park Arena’s cuando recibió y despidió al Cojo del Largo.
Es pública y notoria la obsesión de todos y cada uno de los jugadores del torneo por derrocar a Marc Chang, las piernas más rápidas del circuito. Pero ahora ya se están sobrepasando los límites, cuando ese Juez Único, más untado que las tostadas matutinas, parchea el calendario de competición y empareja a Marc Chang con lisiados de la Guerra de Vietnam.
Nada que decir del jugador, es más, aplaudir desde aquí su hombría. Danilovic llegó tocado. De hecho, hace meses que no está fino. Sus lesiones se acumulan una tras otra y pide a gritos un chequeo médico, un diagnóstico preciso y una rehabilitación urgente, porque nadie discute su talento, pero Iceman no puede arrastrarse por las pistas de este modo, su imagen y su carrera no lo merecen.
Llegados a este punto, y como manifestó el propio jugador en la zona mixta una vez finalizado el encuentro, de no ser por la lesión el partido no hubiera tenido historia y Danilovic y Marc Chang hubieran humillado a sus rivales que, aún jugando contra uno y medio, les fue del canto de un duro de no perder el partido.
Uno x uno:
- Eduardberg. Soso. Combinó coloristas smashes con errores infantiles. No realizó su mejor partido y su barriga cervecera empieza a desmadrarse. Escuchar su interés por las maratones es tronchante, si no aguanta ni 15 minutos de footing…
- Nadalfred. Miedoso. Quería la victoria a cualquier precio, tanto, que aún teniendo la opción de realizar un segundo set por disponibilidad de pista, se negó rotundamente a seguir jugando, viendo el recital de juego de sus rivales y el vendaval que se le podía avecinar.
- Danilovic. Sufridor. En el primer punto del partido ya se le subieron los gemelos. Jugó cojo, renqueante, pero se negó a retirarse justificada y dignamente. A pesar de estar al 10%, mostró un buen nivel, pero no existen los milagros. Ánimo campeón, pero entrena un poquito, ¿vale?
- Marc Chang. Si Dios existe, ya sabemos a quién se parece. Rápido, veloz, potente. Llegó a todas, TODAS las dejadas de sus rivales y como viene siendo habitual, sacó el máximo rendimiento de su juego. ¿Su talón de Aquil·les? No terminar los puntos que tan bien madura. Cuando lo consiga, será imparable. Lleva tiempo avisando, y quién avisa no es traidor.
Por su lado, Berni Robredo, pegado al transistor, goza una semana más de un liderato que algunos siguen cuestionando.
Y ya conocen ustedes lo que les digo siempre: el tiempo, ese dueño y señor que quita y da razones, pondrá las cosas en su sitio…
Butanito García

Muy mal sabor de boca

Dani & Uri 11
Marc & Àlex 9

Es lo que le quedó a McSainz y Marc Chang al término del encuentro. Nunca antes el infortunio y la mala suerte se cebaron tanto con una pareja de pádel.
Empezó el partido y sus inicios fueron de máxima igualdad hasta llegar al empate a 4 juegos. A partir de ahí, McSainz y Marc Chang pusieron la 5ª marcha y se marcharon en el marcador hasta conseguir un nada despreciable 8 a 5 a su favor. De modo que quedando ya sólo un suspiro para que se consumiera el tiempo reglamentario y los jugadores de las nueve calentaban ya en la zona colindante a la pista central, McSainz y Marc Chang tenían en su bolsillo su merecido punto, esa media victoria del nuevo reglamento de competición. Pero no, ayer la suerte no iba a estar de su parte. Esta vez no había nadie esperando el relevo de pista, de modo que sin prisa pero sin pausa, el tiempo, ese dueño y señor que quita y da razones, sería quien dictaría sentencia.
En el peor momento, cuando al toro sólo bastaba con clavarle la puntilla y como no podía ser de otra manera, McSainz inició su ya clásico cuadro de mareo, náuseas, vómitos y diarrea. Y ahí se aferró el equipo rival, Danilovic y Uri Becker vieron el filón, su única oportunidad e iniciaron una tímida remontada. Aún con esas, Mc Sainx y Marc Chang consiguieron situarse a tan sólo dos puntos de la gloria con un 9-7 y 30-0 a su favor. Pero de todos es conocido que de la gloria al fracaso hay un paso, y ese paso duele, y mucho. De modo que sin saber ni cómo ni cuando ni por qué, Danilovic y Uri Becker se llevaron el pato al agua y con un 11-9 poner punto final a un partido que si injusto sería decir que no merecieron ganar, más justo es afirmar que en ningún caso merecieron perder McSainz y Marc Chang.
Uno x Uno:
- Danilovic: inestable, desfondado. Como le ocurre a algún otro jugador del torneo, los destellos de talento lo mantienen vivo en los partidos. Si por su físico fuera, no pasaría ni el corte de clasificación. Tuvo paciencia y la suerte que se necesita para ganar un partido como el de ayer.

- Uri Becker: irregular. Hizo gala de su ofensivo juego en la red, alternando smashes definitivos con errores de parvulario. Al final del partido se quedó en el fondo de la pista y no arriesgó ni una bola. Eso y su dosis de suerte particular, le ayudó en la victoria final.
- McSainz: el resurgir de un mito. Realizó el mejor partido que se le ha visto en mucho tiempo. Jugó sólido, concentrado y con mucha confianza en su juego y sus posibilidades. Sólo le falló el físico. Él mismo reconoció en la zona mixta que tomará cartas en el asunto y sacará a pasear sus Nike Air Max para empezar a coger el tono muscular y el nivel cardiovascular óptimos para la competición.
- Marc Chang: físico. Llegó a las instalaciones en su flamante Specialized Rochhopper y consiguió subir la rampa sin levantar el culo del asiento. Esto es una muestra más del nivel al que están sus piernas (las tres). Pero si algo tiene el bueno de Marc Chang es que consigue convertir a jugadores desahuciados en auténticos competidores. Si Berni Robredo se había convertido en un jugador habituado a luchar por la permanencia, al lado de Marc Chang ha conseguido llegar a su máximo nivel con la consecución del liderato provisional. Con McSainz tres cuartos de lo mismo. Este jugador llevaba semanas rozando la descalificación, porque tu tono gruñón había superado los límites y ello no hacía más que repercutir en su juego. Si ya la semana pasada, McSainz y Marc Chang dieron muestras de ser candidatos a lidiar con cualquier toro ayer se licenciaron. La mala suerte hizo el resto.
Butanito García.

Ver para creer

Edu/Berni 8
Marc/Alex 6
Si ahora mismo aterrizara un marciano en la Tierra, diera con sus huesos en el Vallparc e imaginara al líder de la competición, pensaría en un tipo atlético, con una técnica depurada y un carácter ganador inquebrantable. Cualidades todas estas que, lamentablemente para él, no posee Berni Robredo. Así que habrá que atribuir su flamante liderato a fenómenos tan paranormales que ni el mismo marciano alcanzaría a entender. El caso es que el pobre infeliz que hace apenas un año malvivía en la parte menos noble de la tabla es hoy el que los ve a todos por el retrovisor, circunstancia que, más que decir mucho de él, dice muy poco de los demás. El monumental “sorpasso” se produjo, eso sí, tras un final agónico que se resolvió por el canto de un duro tras un partido camaleónico. Con un incontestable 4-0 inicial, Eduardberg y Robredo ya se veían degustando unos chocos y unas cañas, pero no contaban con sus rivales ni con el nuevo sistema de puntuación, que no permite treguas de ningún tipo y exige victorias muy trabajadas. A diferencia de antes, ahora nada está ganado ni perdido hasta que suena la bocina, así que Marc Chang y MacSainz, en una reacción encomiable, consiguieron meterse en el partido e ir recortando juegos. No era poco lo que se jugaban unos y otros, así que asomó el resultadismo en los momentos cruciales del partido, con un juego menos espectacular y más previsible, siempre emocionante. Eduardberg, excelente a pesar del catarro que llevaba cuestas, sostuvo al equipo en los momentos menos brillantes de Robredo, que fue de más a menos, mientras la amenaza de perder el liderato hacía sacar lo mejor de sí mismo a Marc Chang y éste arrastraba con su buen juego a MacSainz, al fin centrado en la pelota y no en marrullerías diversas. Con 7-6, Marc y Alex tuvieron el empate al alcance de la mano, pero sus rivales aguantaron la embestida final y se hicieron con un juego que, sin saberlo, acabaría decidiendo el signo del partido. Además del sorprendente liderato de Robredo, la noche dejó otra noticia no menos importante. MacSainz no vio conspiraciones arbitrales ni judeomasónicas y encajó bien la derrota, hecho que acabó de dejar al pobre marciano totalmente perplejo.

Bernat Segurola