Lo mejor, las croquetas


Marat Carpin desaprovechó una de las pocas veces que no le tocaba pagar y puso pies en polvorosa al finalizar el encuentro. Su agitada vida social (y familiar), concentrada misteriosamente en las noches de los jueves, no le dejan rendir al zurdo al nivel que se espera de él, aunque en la noche de ayer anduvo fino en todas sus acciones.
La noche deparó una vez más unas suculentas croquetas de virutas de jamón y otras tantas de brandada de bacalao, que la castigada barriga de McSainz no pudo saborear. Aquejado de fuertes dolores estomacales el gruñón del circuito no rindió a la red a su nivel habitual, ni hasta estuvo fino en sus reclamaciones y quejas recurrentes al juez de silla.
La peor parte se la llevó Danilovic. Aún se desconoce el alcance de su lesión, pero todo apunta a un esguince de grado 1. El Dr. Pruna atendió al final del partido el maltrecho tobillo del "largo", que le puede dejar fuera de los terrenos de juego hasta el año que viene.
Así pues, visto lo visto, difícil papeleta ayer para los largos. Con McSainz infiltrado a base de Fortasecs para mitigar su gastroenteritis y Danilovic lesionado la mitad del partido, fueron cayendo los sets como un capítulo de Barrio Sésamo: 1, 2, 3.
Un Marat Carpin brillante y certero en sus golpes y un Nadalfred que va recuperando su tono agresivo y acaparador en la red dieron pocas opciones: 6-4, 6-2, 6-4 y un cuarto set que les endosó Nadalfred más tarde en el bar, al venderles participaciones de la lotería de Navidad por la friolera de 6€ cada uno. Hay que pagar el mercado del Muñeco.

Daniel Relaño

¿Alguien quiere jugar conmigo?

6 6 Dani/Edu
2 2 Alfred/Berni

¿Es posible perder dos partidos en una noche? Sí, es posible, pero hace falta ser un fuera de serie como Berni Robredo para conseguirlo. El hombre tuvo la torpeza de presentarse en el sitio inoportuno en el momento menos adecuado. Si juegan cuatro, tres son cabeza de serie y uno es el penúltimo clasificado (con la nueva Ley Moliner), no hace falta ser un lince para percatarse que los números no cuadran. Así que su suerte estaba echada, y solo un milagro podía evitar que saliera de aquella pista maldita como un cordero degollado. Sucede que los milagros son eso, milagros, o sea que no pasan nunca o casi nunca. Primero perdió con Nadalfred, luego con Danilovic (aunque parece ser que no computará como partido oficial) y solo el reloj evitó que consiguiera su particular triplete con Eduardberg. Habrá quién pensará: ¿y como se llegó a este cartel? Pues es bien sencillo, los responsables tienen nombres y apellidos. Se llaman Marat Carpin, en paradero desconocido. Alex MacSainz, quién, como siempre que llega el frío, prefiere el teatro. Uricevic, que sigue buscándose a sí mismo en su enésima gira chamánica, allí donde Dios perdió una alpargata. Y Marc Chang, que ha plantado la tienda en la enfermería. Tiene guasa lo del Tigre de l’Hospi. Su esperado regreso, tras cuatro meses en el dique seco, ha durado una semana. Así las cosas, lo mejor de la noche fueron los calamares y las croquetas de bacalao. Por cierto, ¿alguien quiere jugar conmigo?

Bernat Segurola