Uri/Alfred 10
Berni/Dani 8
Si a alguien todavía le quedaba alguna duda que los partidos a diez juegos son muy largos, dan muchas vueltas y pueden girarse como un calcetín, ayer se le despejaría definitivamente. La pareja Danilovic-Robredo, en un ejercicio de ilusionismo colosal, dejó escapar el partido tras un 5-1 inicial que insinuaba un paseo militar para ellos y los peores presagios para Nadalfred y Uricevic. Las causas de tal descalabro cabe buscarlas en la sombra de Mourinho y su peculiar concepción del deporte, donde el fin justifica los medios. Sabido es que al Vallparc unos van a jugar y otros a competir, y a nadie se le escapa a cual de los dos grupos pertenece Nadalfred. Así que, ante el rumbo que cogía la contienda, ordenó un reajuste táctico con Uricevic a la red y él en el fondo de la pista. Nada nuevo en la viña del Señor, porque la misma estrategia fue empleada semanas atrás ante Marc Chang y el mismo Robredo, aunque con desenlace distinto, ni que fuera por el canto de un duro. No tuvieron la misma suerte Danilovic y Robredo, desnortados e incapaces de encontrar la fórmula de desarmar a sus rivales. 6-6, 8-7, 8-8… y sorpasso en los últimos minutos del partido, con dos juegos que valieron la victoria ante la impotencia de sus desquiciados contrincantes, que se quedaron con cara de tontos, cual equipo de fútbol que, tras dominar prácticamente toda la contienda, cae derrotado en los últimos minutos por un latigazo del rival en un contraataque. Todos los planteamientos son legítimos y no hay que restar méritos a una gran remontada, pero el peaje fue demasiado caro, con el partido reducido a un monótono intercambio de golpes entre tres. Así que solo Nadalfred salió contento. Y pocas cosas más cabe destacar, más allá de una nueva lesión de Danilovic, que no hay forma que acabe entero un partido.
Bernat Segurola
Berni/Dani 8
Si a alguien todavía le quedaba alguna duda que los partidos a diez juegos son muy largos, dan muchas vueltas y pueden girarse como un calcetín, ayer se le despejaría definitivamente. La pareja Danilovic-Robredo, en un ejercicio de ilusionismo colosal, dejó escapar el partido tras un 5-1 inicial que insinuaba un paseo militar para ellos y los peores presagios para Nadalfred y Uricevic. Las causas de tal descalabro cabe buscarlas en la sombra de Mourinho y su peculiar concepción del deporte, donde el fin justifica los medios. Sabido es que al Vallparc unos van a jugar y otros a competir, y a nadie se le escapa a cual de los dos grupos pertenece Nadalfred. Así que, ante el rumbo que cogía la contienda, ordenó un reajuste táctico con Uricevic a la red y él en el fondo de la pista. Nada nuevo en la viña del Señor, porque la misma estrategia fue empleada semanas atrás ante Marc Chang y el mismo Robredo, aunque con desenlace distinto, ni que fuera por el canto de un duro. No tuvieron la misma suerte Danilovic y Robredo, desnortados e incapaces de encontrar la fórmula de desarmar a sus rivales. 6-6, 8-7, 8-8… y sorpasso en los últimos minutos del partido, con dos juegos que valieron la victoria ante la impotencia de sus desquiciados contrincantes, que se quedaron con cara de tontos, cual equipo de fútbol que, tras dominar prácticamente toda la contienda, cae derrotado en los últimos minutos por un latigazo del rival en un contraataque. Todos los planteamientos son legítimos y no hay que restar méritos a una gran remontada, pero el peaje fue demasiado caro, con el partido reducido a un monótono intercambio de golpes entre tres. Así que solo Nadalfred salió contento. Y pocas cosas más cabe destacar, más allá de una nueva lesión de Danilovic, que no hay forma que acabe entero un partido.
Bernat Segurola
nada nuevo bajo el sol de la ciudad, nadalfred táctica esparpéntica i danilovic lesionat,... i la crònica a punt per explicar-nos ho.... suma i sigue
ResponderEliminar