Edu/Uri 9
Dani/Berni 7
El globo de Berni Robredo se deshincha de forma irremediable, y al hombre se le empiezan a aparecer viejos fantasmas. La semana pasada claudicó contra dos tipos que, además de parecer duros, lo eran, pero la derrota de ayer no tiene perdón alguno. Contó, eso sí, con la inestimable ayuda de su viejo camarada Danilovic, quién no anda nada fino, ni de físico ni de terrado. Exiliado de su domicilio, abandonado a su suerte por su mujer y su suegra, encolerizado por las tareas organizativas, y con los paletas poniendo a prueba su paciencia y los aprendices de empresarios dándole la brasa, el pobre hombre no da una a derechas. Y lo que es peor, a los dos se les quedó cara de tonto. Porque llegaron puntuales a la cita (aunque algunos no se dan por enterados, es a las siete y media) y esperaron pacientemente a sus rivales en la pista, libre. El primero, Uricevic, llegó a las ocho menos cinco. Y el segundo, Eduardberg, a las ocho y cinco, entre abucheos del respetable. La impuntualidad tuvo premio. Los rivales desquiciados y el primer juego, el psicológico, antes de empezar, en el bolsillo. Y el segundo. Y el tercero. Desenchufados todo el partido, Danilovic y Robredo vieron como la contienda se les iba escurriendo de las manos a la espera de una reacción que nunca llegó. Siempre a remolque y desatinados, desaprovecharon las ocasiones que tuvieron de entrar en el partido, cómodo para Eduardberg y Uricevic, que iban haciendo la suya sin demasiados sobresaltos. Los cuatro brindaron un colosal homenaje a la anarquía táctica. A pesar de la derrota, difícil de digerir, Robredo sigue líder gracias al ausentismo de Marc Chang, atareado con el busto y la placa que se regala, encantado como está de haberse conocido. Danilovic, por su parte, necesita una semana en un balneario con todos los gastos pagados. ¿He dicho pagados? Pues eso, cornuts i pagar el beure.
Bernat Segurola