El ejército de Pancho Villa

6 6 Alex/Bernat
2 3 David/Uri

No desaprovecha ninguna oportunidad de quedarse con el personal el comité de competición, que programó un duelo insólito en plena recta final de temporada. El cartel era tan sorprendente como incierto el resultado, y el perfil de los contendientes amenazaba con convertir la contienda en una especie de camarote de los hermanos Marx. Sucede que MacSainz y Berni Robredo, acostumbrados a papeles más secundarios, se reivindicaron y dieron el “sorpasso” con una actuación sobria, suficiente para abatir a sus rivales. Desnortado Uricevic y falto de forma Carpin, quién mandó diversos melones al tercer anfiteatro, el primer set se resolvió con una rapidez poco habitual. Conscientes que el asunto pintaba mal, Uricevic y Carpin pasaron a la ofensiva en la siguiente manga, tras sacarse el segundo las legañas de los ojos y conseguir algunos “aces” gracias a su saque, siempre al límite del reglamento, como le tuvo que advertir el juez de silla. Con 2-2 se dirimió el juego clave del partido, que de tan disputado se hizo eterno, casi tanto como el partido de los tres días en la catedral de Wimbledon. Tras despreciar ambos equipos numerosas ventajas, MacSainz y Berni Robredo se llevaron finalmente el gato al agua, al tiempo que sus rivales firmaban su rendición. Convertidos definitivamente en el ejército de Pancho Villa, Uricevic y Carpin tiraron la toalla y empezaron a aflorar los desaires. “No sóc el Correcaminos”, se escuchó que le decía el uno al otro, ante la acusación de jugar andando. Cautivo y desarmado el ejército villano, incluso hubo tiempo de finalizar el partido. Y lo que es mas increíble, la maltrecha raqueta de MacSainz se marchó intacta a casa, sin ir por los suelos ni una triste vez.

Bernat Segurola

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